Vías Pirineos de dificultad media, [escalada PD, AD, D (IIº/IVº, máx. Vº)]. Vivencias de montaña. Rincones desconocidos o escasamente divulgados. Y alguna que otra reflexión

lunes, 14 de julio de 2014

Las Maladetas, ilustres vecinos


El obligado paréntesis a que estoy sometido en mi actividad deportiva y que, me temo, aún se ha de prolongar algunos meses, impone el recurso a antiguos escritos, como este, dedicado a las Maladetas. Las imágenes también son añejas...



La proximidad de un gran señor oscurece irremediablemente la fama de otras cimas que merecerían mejor suerte. Tal es el caso de las cumbres que rodean al Aneto, cuya sombra se proyecta incluso sobre la Maladeta, gigante bizarro al que la historia concedió durante algún tiempo el galardón de rey de los Pirineos... por desgracia, nuestra obsesión clasificatoria tiene en mejor concepto los designios del metro que los de la estética. Pero no vamos ahora a discutir los méritos indudables del Aneto, sino a reconocer otras excursiones posibles en sus inmediaciones y habitualmente relegadas al olvido durante una visita demasiado apresurada al macizo.


A despecho del impresionante catálogo de itinerarios de toda especie y dificultad que nos brinda el valle de Benasque, los amantes de los tres mil metros encontrarán en el cresterío de la Maladeta una cómoda oportunidad para allegar un buen racimo de cumbres a su haber. Claro que, si de sumar cotas superiores al límite mágico se trata, supongo que resultará muy frustrante ver cómo una y otra vez se añaden nuevas cotas, apenas relevantes, eso sí, al catálogo de los tres miles. Y todo ello, sin modificar siquiera unos criterios un tanto discutibles de clasificación: en las Maladetas abundan los bloques, piedras y piedrecillas, más o menos prominentes, que se ubican por encima de los tres mil metros; sin embargo, pocas cimas destacan por su individualización y carácter. 

Maladeta, Primer y Segundo Occidental
Maladeta Or. (Abadías) y Maldito
Maladetas y Cresta del Medio desde el Primer Occidental
punta Astorg; pico y collado Maldito
Los coleccionistas de “tresmiles” sabrán apreciar el recorrido que abarca desde el Diente de Alba al Primer Occidental (Pico Mir), carente de dificultades salvo un breve paso, calificado de IVº grado en la guía del CEC (Armengaud/Jolis) y en la más moderna de Angulo, entre el Segundo (Sayó) y Tercer Occidental (Cordier): se trata de un bloque absolutamente liso de granito muy claro y de unos tres metros de altura, superable mediante un paso de hombros... Pero si esta solución nos resulta desagradable o imposible, bastará una breve travesía para rodear el obstáculo sin el menor problema. Es esta una buena ocasión para llamar la atención sobre las graduaciones que podemos encontrar en algunas guías antiguas o mal informadas: cuidado con los pasos de IVº grado, especialmente si entre paréntesis se recomienda el recurso a un pitón, pues con facilidad queda enmascarada la necesidad de utilizar técnicas en escasa armonía con el concepto actual de escalada libre.

Astorg, Maldito y su gendarme Schmidt-endell
En nuestra visita a estos rincones, podemos conquistar, de paso, algunas puntas secundarias, santificadas exclusivamente por su altura. Pero este no es el caso del Pico de Alba, primer bastión del macizo por poniente, cuya ascensión gana mucho en interés por su cresta septentrional, apenas un poco más difícil que la vía normal que transcurre paralela y se alcanza desde Paderna... Es fácil también, y muy intereante, ascender al Pico Le Bondidier, por la cresta que lo une al cuello Cordier y que desde este lugar se presenta como un resalte intrascendente; en cambio, resulta problemática la continuación por la cresta de los Occidentales hasta la propia Maladeta, pero, afortunadamente, esta cima merece una atención exclusiva.

la Cresta del Medio, desde lejos...
... y desde más cerca: Maldito, Astorg y Medio
Cuando en la ruta normal al Aneto se alcanza cualquiera de los Portillones, la cresta del Medio atrae nuestra atención, recortada y desafiante. Merece realmente la pena y su ascensión puede iniciarse en el collado Maldito para superar el gendarme Schmidt-Endell e, inmediatamente, la cima del Maldito. Según las condiciones podemos encontrar algún paso de III e incluso pequeñas complicaciones derivadas de la presencia de hielo o nieve. Tampoco resulta fácil la travesía Maldito-Punta D’Astorg: algunos hitos indican el mejor camino, siempre en un terreno confuso que hace más que recomendable la presencia de una cuerda en nuestro ajuar; en cambio, desde la Punta D’Astorg no supone ningún problema alcanzar el Pico del Medio. Desde el cuello del Medio, el Pico de Coronas no exige sino cinco escasos minutos, pero su travesía completa de Oeste a Este prolongará nuestra excursión mucho más de lo aparente: si andamos cansados o con apremios de tiempo, es preferible regresar de nuevo al collado del Medio, para emprender desde allí un rápido descenso por el glaciar del Aneto hasta Aigualluts.

el glaciar de la Maladeta... hace unos añitos. De perfil, la Cresta de los Portillones
Queda para el final la joya del macizo: la propia Maladeta, para cuya ascensión recomiendo la cresta de los Portillones. Es una ruta magnífica, fascinante, con panoramas siempre cambiantes y rincones inapreciables, que puede recorrerse sin aseguramiento (aunque la prudencia puede aconsejarnos lo contrario) y que sólo supone algunos pasos aislados de III en los resaltes próximos a la cumbre: apenas un poco más que la vía de la rimaya o la normal desde el glaciar del Aneto (itinerario útil para el descenso). La cumbre está defendida por un auténtico caos de bloques que retrasarán el regreso tanto hacia el collado Maldito como al de la Rimaya; sin embargo, los impenitentes todavía no escarmentados por su bregar en un terreno tan complejo como carente de exposición aún podrán añadir a su palmarés el muy próximo Pico Abadías, cima suficientemente individualizada y que goza de un excelente panorama.

Maladeta, vertiente oriental