Vías Pirineos de dificultad media, [escalada PD, AD, D (IIº/IVº, máx. Vº)]. Vivencias de montaña. Rincones desconocidos o escasamente divulgados. Y alguna que otra reflexión

jueves, 21 de junio de 2018

El valle de Acumuer. Retona, Puerto Rico, Pabellón

primeras luces en la pista de Zecutar.

La vertiente meridional de la Partacua es uno de los escasos parajes pirenaicos que todavía conserva cierta naturaleza virginal. Justo en la esquina más alejada del mundanal ruido, descansa apaciblemente el ibón de Bucuesa, acunado en una pradera y dispuesto a dar vida al naciente río Aurín, eje del valle de Acumuer. Será muy difícil encontrar una pepita del preciado metal bañada por sus aguas, si es que alguna vez las hubo, tal como pregona su nombre; todavía más improbable sera tropezar con un buscador de oro, ya todos desengañados, ni siquiera aquellos que anduvieron detrás del oro negro, aún no hace muchas décadas, y nos legaron esas esotéricas estructuras a la entrada del valle. Realmente, no abunda el rastro de presencia humana; quizá nos crucemos con alguno de sus escasos habitantes, pendiente de labores agrícolas o ganaderas y tal vez algún que otro excursionista despistado... es decir, que ni petroleros, ni fiebre del oro, ni siquiera indios.


el ibón de Bucuesa encerrado entre montañas; al fondo, Collarada.

el plano del ibón y circo de Canals desde la cima de Peña Retona.

El ibón de Bucuesa es un rincón perdido mágico y misterioso, un trozo de cielo azul varado entre acantilados verticales, apacible y a la vez bronco, poco accesible... lo he contemplado más veces desde arriba que desde la orilla. Vela su sueño la mole inmensa de Peña Retona (Pala de la Forca), la cota más elevada de la Partacua; un poco más al este, se alza la Punta de Puerto Rico y, enseguida, El Pabellón o Pico dera Pala. Ciertamente, un rosario de cumbres que exigen una larga marcha de aproximación desde Acumuer; sin embargo, tal paseo bien merece la pena, pues a cambio nos brinda la visita a un escenario donde se exhibe una riquísima muestra de la vida pirenaica original. La pista de acceso que parte de Acumuer está flanqueada por todos los pisos de vegetación; más arriba, pedreras y lapiaz aspiran a señorear las mismísimas cimas; de ahí vienen los nombres consagrados por la toponimia local: puerto pobre, puerto rico, que en modo alguno hace, pues, alusión al hermoso país allende el Atlántico. ¿Será que todo por aquí está más o menos relacionado con el vil metal? 


borda en la pista del Aurín.

prado de El Rincón.

La principal vía de penetración, la pista que avanza hacia el fondo del valle junto al río Aurín, tiene un más que interesante ramal que asciende por el vallejo tributario de Zecutar. No hay más, pues la osadía de atajar a través del bosque cualquier itinerario será duramente penalizada; tanto peor si, como suele ser el caso, los antiguos senderos han sido ya profusamente invadidos por la enmarañada vegetación; por fortuna, se trata de boj y matorral bajo en el que no abundan las especies espinosas, lo que no excluye la penosidad de un tránsito extremadamente arduo. 


El Huerto y Balcón de Pilatos (vertiente occidental) sobre el barranco del Cantal.

cuenca alta del barranco del Cantal.

el Paso de Canal Ancha; a la izquierda, ladera de Retona; a la derecha la de Puerto Rico.

Es factible, si bien a costa de una galopada maratoniana la realización de una travesía circular, que se iniciaría ascendiendo por el barranco de Zecutar hasta el Plan d'Igüés, en cuya cabecera se alza orgullosa Peña Gabacha, justo en la divisoria con el puerto de Biescas (Pilón de Acumuer); nos espera todavía una larga cuesta hasta el collado de Pacines, ya muy cerca de El Pabellón. Finalmente, habremos de recorrer la cresta que lo separa del Puerto Rico, y, todavía más allá, la conquista de Peña Retona, para descender más tarde por el barranco del Cantal hasta la pista paralela al río Aurín y cerrar así el bucle. Habremos trazado un círculo fascinante que tiene tanto de mágico como de misterioso, a punto de disolverse en la bruma... porque si no hay bruma, si acaso reinase un áspero sol de verano, el retorno a Acumuer podría resultar tan desolador como poco sugestivo.

 
atormentada cresta cimera de Peña Retona hacia el sur...
...y hacia el norte. Una meseta circunvalada por un muro vertical en todo su perímetro.

Cuando el objetivo es únicamente Peña Retona, es preciso seguir la pista del Aurín hasta su final, en los campos d'a Costera. Desde allí, ascenderemos unos metros al este por la ladera ahora desprovista de arbolado hasta encontrar un sendero ascendente en diagonal. Enseguida llegaremos a un hermoso prado cercado, El Rincón, desde donde se abren varias posibilidades; la más recomendable sigue próxima al vallado hasta internarse en la cuenca del barranco del Cantal; el bosque, fugazmente reaparecido se desvanece definitivamente según vamos ganando altura próximos a la vaguada. Nos espera un escarpe tumbado, donde puede ser cómodo usar las manos. Tras varios taludes y alternancias de franjas menos inclinadas pero colmadas de escombros, se entra en un tramo más cerrado y casi llano de la quebrada, coronado por el paso de la Canal Plana o Ancha, escarpado enlace con el Valle de Tena; por cierto, la salida de la canal por el norte no carece de cierta emoción; para su descenso suele montarse un rápel por la chimenea más próxima a la Punta de Puerto Rico, lo cual desmiente la presunta facilidad de este corredor. Pero, como hemos llegado por el sur, ni siquiera tendremos que asomarnos al provocativo despeñadero; simplemente, avanzaremos por la ladera de Peña Retona, primero hacia la izquierda, para superar un resalte horizontal, y después hacia la proa de aspecto inexpugnable que la altiva cumbre lanza hacia el norte. No hay tal, desde luego, pues justo en el bisel del muro vertical que rodea toda la alargada meseta cimera descubriremos una vaga y corta canal por la que se superan los últimos metros mediante una trepada elemental (Iº). Curiosa y enigmática cumbre, la más elevada del macizo. 


cresta desde El Pabellón; Tríptico y, al fondo, Telera

Desde el entorno del Paso de la Canal Ancha, es factible ascender sin ninguna dificultad hacia el este  hasta la Punta de Puerto Rico; un poco más allá, nos espera El Pabellón. Para el regreso, tal vez prefiramos descender hacia el Plan d'Igüés, para retornar por la pista de Zecutar y completar una travesía circular, perfectamente válida en cualquiera de ambos sentidos. El acceso al Plan d'Igüés por la pista de Zecutar es particularmente hermoso al amanecer, como también lo es la estampa pastoril que ofrece la pradera bajo los acantilados de Peña Gabacha. 


el Plan d'Igüés; al fondo vertiente oriental del Balcón de Pilatos.

Plan d'Igüés, Peña Gabacha al fondo, derecha.

la altiva silueta de Peña Gabacha; escalada (D) por cualquiera de sus vías, en roca muy descompuesta y peligrosa.

salida de la Canal de Pacines.

alguien dijo que la Partacua es como una ola a punto de romper sobre el valle de Tena.

desde El Pabellón hasta Telera... incluso la Corona del Mallo.

Peña Retona desde la cima de la Punta de Puerto Rico. Se advierte claramente el punto débil de la meseta cimera.

complicada salida de la Canal Ancha.

estribaciones de El Huerto sobre el Cantal.

¿Quién dijo que en este valle no había oro? Seguramente se trataría de alguien excesivamente preocupado por las cosas que se pueden comprar con dinero. Pero tales especímenes no abundan por la montaña. Demasiado esfuerzo sin recompensa material.


amanecer en el Aurín; al fondo Semola Baja y Semola Alta.