Finalmente, creo escapar de la trampa que parecía cernirse sobre mi cabeza, tras cruzar la gran veta de mineral oscuro que atraviesa la marmolera por su mitad inferior de izquierda a derecha, hasta estrellarse contra la roca esquistosa que la limita. Dejo de divisar los muros amenazadores que pretendían aplastarme y vislumbro ya la cresta cimera, que permanecía oculta. Eso sí, todavía arriba, muy arriba. Por precaución, me acerco hacia los esquistos, los alcanzo y, durante algunos metros, asciendo justo por la divisoria entre la roca clara y la oscura. Después, me interno definitivamente en el roquedo zaíno buscando una canal que apunta justo a la antecima occidental del Infierno, siempre huyendo de la roca descompuesta. La canal se estrecha y se divide en dos ramas, ambas de apariencia plácida; opto por la chimenea de la derecha, la cual me permite una progresión segura en oposición (sin tirar de las presas, táctica ideal en terreno poco fiable). ¿Punto final? Pues no. La chimenea, de repente, se cierra en un imprevisto extraplomo; por fortuna, muy corto y fácil de resolver (IVº). Ahora sí, ahora sí que sí, me digo, mientras escucho las conversaciones de quienes descansan ya en la cima.
Vías Pirineos de dificultad media, [escalada PD, AD, D (IIº/IVº, máx. Vº)]. Vivencias de montaña. Rincones e itinerarios poco conocidos o divulgados
martes, 14 de septiembre de 2021
Infierno, marmolera norte III
Finalmente, creo escapar de la trampa que parecía cernirse sobre mi cabeza, tras cruzar la gran veta de mineral oscuro que atraviesa la marmolera por su mitad inferior de izquierda a derecha, hasta estrellarse contra la roca esquistosa que la limita. Dejo de divisar los muros amenazadores que pretendían aplastarme y vislumbro ya la cresta cimera, que permanecía oculta. Eso sí, todavía arriba, muy arriba. Por precaución, me acerco hacia los esquistos, los alcanzo y, durante algunos metros, asciendo justo por la divisoria entre la roca clara y la oscura. Después, me interno definitivamente en el roquedo zaíno buscando una canal que apunta justo a la antecima occidental del Infierno, siempre huyendo de la roca descompuesta. La canal se estrecha y se divide en dos ramas, ambas de apariencia plácida; opto por la chimenea de la derecha, la cual me permite una progresión segura en oposición (sin tirar de las presas, táctica ideal en terreno poco fiable). ¿Punto final? Pues no. La chimenea, de repente, se cierra en un imprevisto extraplomo; por fortuna, muy corto y fácil de resolver (IVº). Ahora sí, ahora sí que sí, me digo, mientras escucho las conversaciones de quienes descansan ya en la cima.
domingo, 8 de agosto de 2021
Peña del Ibón de Acherito
También conocido como Pic oriental de la Chourique (Guide Olivier), o Pic du Lac ¿de la Chourique? (mapas IGN francés), y con el consiguiente lío toponímico y de cotas entre mapas, tanto galos como españoles, su vía normal transcurre por una empinada pared orientada al norte; es decir, con frecuencia húmeda, lo cual implica el inconveniente de debilitar las raíces de los afloramientos vegetales por los que transcurre la ruta de menor resistencia. Ni tampoco la roca, aun aceptable en los sectores compactos, destaca por su fiabilidad, por lo que será inevitable que algún que otro pedrusco se nos mueva. ¡Susto!… sin más consecuencias, si estamos preparados para tal eventualidad.
Por lo demás, si el ascenso es delicado, el retorno se prevé, con toda razón, mucho más enrevesado. Resulta del todo imprescindible tomar buenas referencias para evitar un extravío de incierto desenlace en esta pendiente tan "pendiente". En mi caso, una solitaria Saxifraga (corona de rey) sirvió de piloto orientador en una ladera distinguida por su uniformidad.
Pero seguro que, a estas alturas, parece esta la descripción de una aventura de más que dudosa conclusión, siendo la realidad más prosaica, ya que la valoración real de la dificultades apenas si alcanza la cotación de… “Fácil”; es decir, una trepada de lo más elemental. Nada más. Y ni siquiera encontraremos pasos de mucha mayor dificultad en un loable intento de evitar las zonas más inestables o colonizadas por vegetación sospechosa.
Al regreso tuve ocasión de disuadir a varios excursionista, alguno muy despistado, que pretendían ascender el pico sin el ánimo, preparación y equipo aconsejables. Existe otra vía “normal” por el Este, pero sus características tienen poco que envidiar a la citada. Quizá un tanto más difícil y algo menos comprometida, pero también con su inevitable travesía vegetal empinadísima.
lunes, 2 de agosto de 2021
Cresta Mallo Cristian al pico Laraille
El encantador paraje en torno del ibón de Acherito está bien protegido al norte y al Este por una sucesión de pitones calcáreos con sugerentes placas verticales sobre los canchales que beben en las aguas del lago. A la derecha, el más alto es el pico de Laraille apenas separado del Mallo de Las Foyas, a partir del cual se extiende una cresta muy atractiva que finaliza en el Mallo Cristian, siempre dominando la frecuentada ruta de acceso al ibón. No es una cresta tan fiera como aparenta, desde luego, pues se recorre andando salvo muy breves puntos, de los cuales solo uno resulta en paso obligado y solo durante muy escasos metros roza el IIIº. Tampoco sufriremos apenas pérdidas de altura. Excursión, pues, muy relajada, disfrutando de las vistas y sin ningún reparo que proporcione una mínima ansiedad, incluso si desconocemos el itinerario, ya que existen también numerosos puntos de escapatoria en caso de que la niebla o las condiciones aconsejen una prudente retirada, evasión que, eso sí, resultará algo incómoda sobre pedreras muy empinadas e inestables.
Lo que seguidamente nos espera es un apacible paseo, sin toparnos con profundas brechas, siempre fastidiosas de remontar, tanto más en cuanto que la cresta es larga. Si el viento no lo impide será posible caminar por el mismo filo, pero, en otro caso, nunca nos alejaremos mucho de él. Ya en las proximidades del Mallo de las Foyas, donde la cresta gira hacia el norte, encontraremos el único punto donde resulta obligado echar las manos. Pero son muy escasos metros y muy fáciles; de hecho, el paso podría resumirse en un anecdótico destrepe de tres únicos metros.
Tan solo nos queda la finalización de la travesía cimera ascendiendo al pico de Laraille, la cota más elevada de la zona, sin exceptuamos el más alejado pico de Lariste. En todo caso, las diferencias de cotas son aquí muy reducidas, como bien se experimenta en el recorrido de toda cresta.
Entre las particularidades de la zona figura la doble cima del Laraille, separadas por una brecha profunda. Por cierto que desde allí se divisa un soberbio panorama… que no pude recoger en mi reportaje fotográfico por culpa de la batería de mi cámara, la cual dio en agotarse nada más alcanzar la cima. Será que se quedó impresionada… como yo mismo, ya que solo mucho más tarde y ya bastante abajo caí en la cuenta de que también con el móvil se pueden hacer fotos… ¡Qué le vamos a hacer!... salvo insistir en que las fotos del móvil son una porquería y repetir la idea hasta creerla.