Vías Pirineos de dificultad media, [escalada PD, AD, D (IIº/IVº, máx. Vº)]. Vivencias de montaña. Rincones desconocidos o escasamente divulgados. Y alguna que otra reflexión

jueves, 19 de mayo de 2016

Mascún, la morada de los dioses (y de las brujas).

Saltadero d'as Lañas, inicio del Mascún Superior

Mi primera incursión en los cañones de Guara… ¡Pues no hace ya años de eso!  
Ascendí, junto a un buen puñado de amigos, por el cauce del río hasta el umbral del Mascún Superior, donde los acantilados nos cerraron el paso definitivamente. El imponente bosque de agujas calcáreas y sus osados perfiles consiguieron que nuestras miradas se fijasen en el cielo más que en los tortuosos pasos que hubimos de afrontar, amenizados por las gélidas aguas de un invierno temprano. Desde entonces, he recorrido algunos cañones de la mal llamada Sierra de Guara, apelativo globalizado que tiende a oscurecer la rica toponimia de la zona. Desde el amable y encantador Vero a los sombríos oscuros de Balcez, pasando por el entrañable barranco de San Martín de la Val d’Onsera y las clavijas del Palomo en Vadiello, tantas veces visitadas, los caminos del agua han sido renovada fuente de inspiradoras vivencias.


el entorno de Rodellar

Pero ni el descenso deportivo de los cañones retiene excesivos alicientes para mí, ni se presta a incursiones solitarias, tanto más cuando soy muy sensible a la hipotermia e inmune al dudoso atractivo del neopreno. ¿Qué queda? 
Pues… los trayectos aéreos. Y la joya de esta corona es, como lo fue entonces en aquella mi primera visita, Mascún. 


Rodellar, con el Mascún a su pie


curiosa (y famosa) ventana, "el delfín", próxima a la Fuente de Mascún

El espléndido trabajo de los agentes forestales responsables del mantenimiento del Parque de Guara ha facilitado una excursión antaño defendida por enojosas plantas espinosas y senderos perdedores, en especial en la vertiente de Pallebla —margen izquierda del barranco—, allanando los obstáculos de una grandiosa circular que cambia de vertiente bajo la caída de aguas del Saltadero d’as Lañas, privilegiado enclave antaño vedado a quienes no estaban dispuestos a afrontar el áspero descenso del Mascún Superior. Todo el itinerario, que sobrepasa los veinte kilómetros y ronda los 1.200 metros de desnivel acumulado, transcurre por caminos y senderos bien marcados y balizados, aunque sumamente vertiginosos y no accesibles para caminantes proclives al vértigo. Sin abundar en una descripción pormenorizada, hay que estar atentos a los desvíos, casi siempre bien señalizados; aunque es factible la excursión en ambos sentidos, la mejor opción toma la ruta que parte de Rodellar en dirección al Pozo de la nieve y Bagueste, para desviarse en el barranco de la Glera hacia Letosa (poste indicador, breve descenso en la pedrera). Inicialmente nos separamos mucho del Mascún y las perspectivas hacia el mismo son limitadas; poco después del mencionado desvío en el característico barranco de la Glera, a la altura de Otín en la vertiente opuesta, las vistas hacia el increíble mundo de las agujas de Mascún son un auténtico festín para los ojos. Llegamos así a un poste que indica dos direcciones, Letosa y Saltador de las Lañas; deberemos coger esta última, en descenso hacia el cauce del barranco; tras una travesía hacia la derecha, rumbo a la pared, nos deslizamos por ella a través de un nicho suspendido sobre los abismos, el vertiginoso Sendero d’as Zinglas, auténtica maravilla, que nos deposita en el cauce del Mascún en el ya mencionado Saltadero d’as Lañas. A un ritmo rapidillo puede costarnos tres horas llegar hasta aquí, con escasas paradas y no demasiadas fotos. ¡Mal hecho! Esta excursión debe hacerse sin reloj, pues basta mirar al cielo para que la noche no nos sorprenda antes de regresar a Rodellar. Queda por añadir que ni imágenes ni descripciones pueden sustituir a la experiencia visual y sería una idea fatal e imperdonable obviar el espectáculo por culpa de unas prisas inexcusables, aunque, sin embargo, es prudente mantener cierto margen horario para el regreso, en especial si el río lleva abundante caudal, lo que puede complicar los numerosos e ineludibles vadeos en las proximidades de Rodellar: ¡qué útiles resultan los bastones para ello! Huelga citar que la primavera y el otoño constituyen las épocas ideales para la visita, sin desdeñar los posibles alicientes de las cascadas heladas en invierno; por el contrario, en estío, el rigor del calor y lo anodino del paisaje en nada compensan la mayor facilidad para transitar por el cauce seco.

el barranco de Andrebot desde el barranco de la Virgen

el fantástico universo de las agujas de Mascún desde la vertiente de Pallebla

el barranco de Raisén en la orilla opuesta

poste indicador del punto de inflexión en nuestro camino: el Saltadero d'as Lañas

agujas mágicas bajo el Puyal d'Otín; el sendero d'as Peñas Altas, que tomaremos al regreso, se adivina bajo el resalte superior.

las caóticas formas del Mascún Superior

cascadas Peña Guara, aguas abajo del Saltadero d'as Lañas; a la derecha, pared por la que discurre el Sendero d'as Zinglas, por el que descenderemos hasta el río, para retornar por la orilla opuesta bajo el Puyal de Letosa

el Puyal de Letosa; por la cornisa inferior transcurre el Sendero d'as Zinglas en la margen derecha del Mascún; por encima, la marcada sombra delata otra cornisa quizá practicable, pero más expuesta y, sobre todo, temeraria

nos acercamos al inicio del Sendero d'as Zinglas, que corta la pared en sombra de la derecha, y que tras cruzar el río en el Saltadero d'as Lañas, vuelve por el acantilado soleado de la izquierda  

¡helo aquí ya! Plano, horizontal, ancho y protegido de la lluvia; ¿qué más puede desearse? 

otra perspectiva, ahora volviendo la vista atrás 

Mascún Superior en uno de sus escasos tramos plácidos 

El Sendero d’as Zinglas torna a ser imponente, más estrecho si cabe, en la margen derecha. Se trata de un camino muy expuesto, aunque no especialmente peligroso, si bien nada aconsejable para niños inquietos; también la roca húmeda puede devenir en un riesgo a tomar en cuenta. Contemplaremos con envidia una cornisa superior y tal vez factible: aérea, incómoda y, desde luego…, temeraria. La senda finaliza en el barranco de Raisén; entonces es posible dirigirse directamente al caserío abandonado de Otín, mas es preferible un rodeo a través del Sendero d’as Peñas Altas, bajo el Puntal d’Otín; se trata de una nueva cornisa, más accesible que la faja d’as Zinglas; menos espectacular pero en absoluto desprovista de belleza e interés. Desde Otín, en cuyas proximidades existe una fuente, hay que tomar el sendero señalizado en dirección a Rodellar; muy pronto encontraremos extraordinarios ejemplares de robles, el Caxigar d’Otín, y la pareja de árboles más fotografiada del lugar.


el Puyal de Letosa, que el Sendero d'as Zinglas atraviesa bajo la marcada cornisa 

el Saltadero d'as Lañas, hoy con bastante caudal 

el río prácticamente se seca en verano; por aquí apenas corre agua, pero hoy es otra cosa

justo aguas abajo del Saltadero y un poco antes de las cascadas Peña Guara 

otra perspectiva más amplia del sector 

las cascadas Peña Guara. En muchas ocasiones habremos de abandonar el sendero para tomar la apetecible foto imposible. ¡Cuidado! El terreno es realmente aéreo

la pared por la que discurre el primer tramo del Sendero d'as Zinglas, justo sobre la visible cornisa. Desde aquí, resulta aventurado pensar que el paso pueda resultar exento de problemas

espectaculares vistas sobre las agujas de fantasía del Mascún Superior 

más de lo mismo

una mirada atrás, a punto de abandonar el Sendero d'as Zinglas 

el barranco de Raisén, cuya cabecera vamos a rodear para entrar en la faja de Mascún, bajo el Puyal d'Otín

un obelisco mágico que hace la competencia a la Cuca Bellosta . Como no, también escalado, ya en 1977: Ángel López Cintero y, una semana más tarde, Jesús Vallés.

ya desde el Sendero d'as Peñas Altas, en el Puyal d'Otín...

....lo que ahora dominamos es el tramo medio del Mascún;

...torres y más torres.

Tras un corto repecho, el sendero desciende al cauce del río por la Costera de Otín, junto a la aguja monolítica denominada Cuca Bellosta y el Puntal d’a Costera, también conocido como La Ciudadela. Estamos en O Real, ya muy cerca de la Fuente de Mascún, famosa surgencia vauclusiana que tan curiosas hipótesis ha generado, y, por ende, próximos a Rodellar, a donde podemos acceder, bien por el hermoso Camino d’as Graderas, bien siguiendo el río hasta la vertical del pueblo y ascendiendo entonces por alguna de las trochas practicables.


el triste aspecto del caserío abandonado de Otín en plena ruina

el Caxigar d'Otín...

...y sus dos ejemplares más famosos: los caxigos de Casa Cebollero

perspectiva de la margen izquierda, sobre la que se distingue el barranco de la Glera, esa coma de pedriza clara a la derecha

ya en descenso al cauce por la Costera de Otín

a esta fortaleza de ensueño no resulta difícil ascender

el Puntal d'a Costera, mal conocido como "la Ciudadela" y el perfil agudísimo de la Cuca Bellosta, ya vencida en un lejano  1958 por Orobig y De Pablo . "Cuca" significa exactamente lo que estás pensando.

el espolón de la Virgen, por el que se ha trazado una vía ferrata, nuevo aliciente turístico de Rodellar

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