Vías Pirineos de dificultad media, [escalada PD, AD, D (IIº/IVº, máx. Vº)]. Vivencias de montaña. Rincones desconocidos o escasamente divulgados. Y alguna que otra reflexión

jueves, 20 de octubre de 2016

Mallo San Jorge, Vadiello.


los mallos de Ligüerri; en primer plano el Huevo de San Cosme. Elmallo de San Jorge es el más elevado
Vadiello ofrece sorprendentes excursiones, si bien todas ellas se caracterizan por presentar notables dificultades. Una de las más recomendables es la visita al mallo San Jorge, imponente mole de aspecto inaccesible, cabecera de los mallos de Ligüerri. Desde luego, no resulta cómodo encaramarse a esta rutilante cima, cuyo acceso está allanado por unas viejas clavijas, fáciles de seguir pero con un importante lastre psicológico.

el paso de las clavijas desde el collado: no tan vertical

detalle de la ferrata. Están señaladas las clavijas

Un marcado sendero parte del aparcamiento habilitado a la vista de la presa del embalse, justo delante del túnel más largo de la carretera y junto a los edificios de servicio de la CHE. En la actualidad, la intricada y enmarañada senda no llega a perderse en ningún momento; una evidente canal, la del Borón, asciende rodeando las estribaciones del mallo y deja a la derecha el Puro, espléndido cigarro que se “fumaron” muy tempranamente, en 1953, Casas, Cabrero, Abadías, Pera y los hermanos Nogués, de Peña Guara (la vía, recuperada en 2004 por Cecilia Buil y Lorenzo Ortas, dicta en la actualidad una dificultad de 6B/A0, con roca mediocre, sobre todo en los dos últimos largos). Esta canal, que nos obligará a echar las manos en alguna ocasión, desemboca en las crestas superiores de Liguerri; conviene tomar buena nota de su situación para no tener problemas en el retorno. A la vista de la cima, aún resta acceder hasta ella, pues está defendida por todos lados por los típicos escarpes verticales de conglomerado. El punto débil se encuentra hacia el noroeste, donde el flanco tiene menos altura (unos 35 metros); es preciso buscar el leve y desdibujado collado que lo une al lomo redondeado que el mallo domina; allí se descubre una cornisa horizontal, hoy provista de un cable “de vida”, pero la sirga en cuestión comienza cuando ya no es necesaria. Enseguida, un pequeño muro de tres metros (III-), sin exposición (salvo que seamos conscientes del abismo que hay debajo, apenas oculto), que antecede a una nueva travesía horizontal y, por fin, una serie de diez antiguas clavijas (ya eran viejas a mediados de los setenta y ahí siguen todavía). Ahora, el perfil del ascenso ya no es rigurosamente vertical, pero sí muy aéreo. 

la salida de la canal del Borón. Importante identificarla para el descenso

los mallos de Ligüerri; en el centro, San Jorge; a la derecha, la Mitra. Puede reconocerse toda la meseta cimera

La vía, en la terminología habirual adoptada para las ferratas está cotada como k4, en parte por el carácter vetusto del equipamiento pero, especialmente, por su dificultad psicológica. Además, ni existe cable de seguridad al cual anclarse, ni parece posible otro tipo de aseguramiento que el típico de la escalada convencional, mediante una reunión superior que será preciso establecer. De hecho, para el descenso se recurre habitualmente al rápel, instalado justo en la vertical del collado inicial. Por cierto, aunque estrictamente posible con cuerdas de 30 metros, es aconsejable contar al menos con 35. La verdad es que siempre he descendido por las propias clavijas (insisto en que son tan impresionantes como fáciles), pero en cierta ocasión fui testigo del rápel de unos montañeros que deseaban saber si su cuerda de 60 metros (en doble) llegaba hasta el suelo; contesté que demasiado justas, pero gracias a su propio peso y a lo que la cuerda se alargó gracias a ello, los excursionistas pudieron hacer pie en terreno factible. 

el rápel de descenso. En esta ocasión la cuerda de 60 metros en doble llegó... justita, justita.

El panorama que se divisa desde la cima es realmente esplendido; la cumbre, muy amplia y más compleja de lo que cabe suponer, bien merece un reconocimiento detallado, asomándonos al abismo, imponente a lo largo de toda la rosa de los vientos, con perspectivas renovadas sobre las paredes verticales de los mallos. 

el pantano de Vadiello y la Mitra desde el mallo de San Jorge

otra perspectiva desde la cima

el Puro desde la cumbre

el Borón

la cumbre desde los aledaños, oportunidad para la exploración de la cima
la Mitra

Para el retorno no existe tras el mencionado rápel o clavijas ninguna alternativa viable a la canal del Borón. Aunque son factibles algunas opciones de sumo interés, todas ellas tienen un carácter tan marcadamente complejo que no debieran emprenderse sin una información exhaustiva (y, a ser, posible, actualizada pues el paso del tiempo podría bloquear algún paso clave). Por ello, es fundamental retener o marcar el punto de acceso a la canal.


la Mitra

el Puro y su inquietante silueta desde la canal del Borón

La ascensión al mallo San Jorge resume las características esenciales de muchos recorridos en Vadiello y, por extensión, de la mal denominada Sierra de Guara (termino genérico que agrupa varias sierras): senderos imposibles, que engloban pasos de escalada o rápel; vegetación exuberante y difícil de atravesar, rincones inolvidables, paraísos escondidos… y restricciones protectoras del entorno que deben respetarse.


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