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la agreste silueta del Picón desde Sopilata. |
El muy genérico topónimo Guara da para mucho; incluye sin ningún empacho todo el inmenso territorio entre el Flumen y el Vero, con particular mención del entorno de los embalses de Belsué y Zienfuens. En el extremo occidental de estos parajes, se alza una proa imponente, imposible también de ignorar cuando se atraviesa el Monrepós, pues se trata de un pico muy característico, como también lo son sus dos famosos vecinos: las peñas de Men o San Miguel y la de Amán o Sen, que conforman el salto de Roldán, bien visible desde el somontano oscense. Sin embargo, y aunque su apariencia lo desmiente, el Picón no es la cumbre más alta de la zona; varias cotas de la Sierra de Gabardiella de la que forma parte lo superan en más de 150 metros; incluso el próximo Matapaños se alza más de 100 metros por encima, pero ninguno de estos lomos panzudos pude competir con su airosa silueta, tanto que exige alguna trepada, siquiera elemental, para conquistarlo. Sus flancos son verticales excepto por la vertiente sur, donde discurre la actual vía normal, y por la cara este, donde perduran un par de vetustas clavijas, testimonio del antiguo sendero hacia la cima, hoy también defendido por inextricable vegetación y arbustos espinosos... muy espinosos.
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amanecer sobre el Salto de Roldán. |
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al final de la pista nace el sendero que se dirige directamente hacia As Alpargatas; izquierda, cresta de la Cobeta y a la derecha, Matapaños y barranco de San Martín de la Bal d'Onsera. |
San Julian de Banzo es el punto de partida, tanto hacia el Pico del Mediodía como a la Peña de Amán y el barranco y ermita de San Martín de la Bal d'Onsera, fantástico enclave cuya visita es de todo punto recomendable. En la gran curva de la carretera entre los dos barrios de la población, Yuso (Bajo) y Suso (Alto), parte una pista que inmediatamente se divide en dos ramales, el primero hacia San Martín y el segundo hacia la Peña de Amán, que deberemos tomar; algunos metros más allá, la pista muere en un reducido aparcamiento, desde donde arranca un sendero que no tardará en cruzar el barranco de San Martín; todavía un poco más lejos, un poste indica dos direcciones posibles: a la izquierda, la Peña de Amán (1 h. 15'); a la derecha, el Picón (2 h.).
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abrigo de ganado poco antes de atravesar el barranco de San Martín. |
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As Alpargatas. |
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divisoria de caminos; a la derecha, el Picón |
El camino, estrecho pero bien marcado, discurre entre zarzas y matorral bajo, directo hacia As Alpargatas, singular flanco de conglomerado rojizo que muy pronto dejaremos a la derecha para cruzar el barranco de la Cobeta, entre las crestas homónimas y As Alpargatas. Continua el regular ascenso, ahora hacia el oeste, en dirección a Punta Sopilata, en cuyas inmediaciones tras un brusco giro hacia el nordeste, nos sumiremos en otro barranco, el Reguero del Águila, ya a la vista del Picón. Es factible empalmar desde aquí con el camino de la Peña de Amán, siempre y cuando el zarzal no lo impida.
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la cresta de la Cobeta domina el barranco del mismo nombre. |
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barranco de la Cobeta. |
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y, por fin, el Pico del Mediodía; se deja conquistar por el centro y por la derecha. |
El hasta ahora apacible sendero empieza a complicarse y exige un mínimo de atención para no perderlo; el piso, tapizado de escarcha y sombrío durante la mañana, puede estar muy resbaladizo. Se alcanza el fondo del barranco y se avanza por su margen derecha; la pendiente se acentúa trepando bajo la gran muralla del Picón. Por fortuna, el sol ha derretido el hielo matinal y únicamente hay que permanecer atentos a los mojones, suficientes mas nunca excesivos, que nos dirigen bajo la única debilidad de la muralla. Las trazas de paso nos encaminan hasta tomar contacto con la pared; justo allí se advierte una cadena que protege la travesía horizontal subsiguiente hacia la derecha, pero para alcanzar sus primeros eslabones es preciso superar un corto paso de IIIº-, apenas expuesto. Tampoco imponen demasiado los sucesivos metros amparados por la cadena, a cuyo término es preciso recorrer una cornisa descendente que nos conducirá bajo la amplia embocadura abierta en la pared y por la que se puede ya ganar la cima sin mayor obstáculo; el terreno, no obstante, es aéreo, especialmente durante el descenso, hasta que poco a poco se va dulcificando.
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la Hoya de Huesca. |
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la cresta de la Cobeta, ahora desde arriba. |
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la Peña de Men y la de Sen; algo por debajo y a la derecha de esta, el Fraile. |
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tras la cima este del Picón, la Punta de Lenases y, más allá, Matapaños; al fondo del todo asoma Peña Guara. |
La panorámica desde la cumbre es realmente espectacular en todas direcciones. Muy abajo queda el Salto del Roldán; sobre la Peña de San Miguel se advierten los restos medievales y, a la derecha, la pista a Belsué. Del otro lado queda Peña Lenases y, detrás, Matapaños; al sur, la Hoya de Huesca.
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la Punta de Lenases; a la izquierda, la muralla oriental del Picón. |
¿Pensamos en el regreso? Además de retornar por donde hemos venido, hay que tener en cuenta la posibilidad de visitar la Peña de Amán, a la que se accede después de una breve trepada auxiliada por tres o cuatro clavijas. Merece la pena, aun cuando no sea tan fascinante como su homóloga, al otro lado del Flumén. Claro que, bajar desde aquí, atravesar el río y ascender a la Peña de San Miguel, supone un rodeo excesivo, tanto peor si hemos de retornar de nuevo a San Julián de Banzo. Otra opción, de sumo interés, radica en recorrer el cresterío hasta Matapaños y visitar la ermita de San Martín. Por desgracia, tras el emocionante y peligroso descenso del Picón por su cara sureste, nos queda un confuso trayecto entre matorral orlado de espinos para ganar la cresta y sus puntas sucesivas; tampoco resulta nada cómodo el descenso del Matapaños, supuesto incluso que acertemos con el itinerario correcto, lo que no es demasiado probable. Una vez más, el matorral espinoso nos pondrá a prueba.
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a la izquierda, el Picón; en el centro As Alpargatas; a la derecha, Matapaños y San Martín de la Bal d'Onsera. |
En cualquier caso, la conquista del Picón o Pico del Mediodía es motivo suficiente para llenar una mañana de otoño. No nos defraudará.
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el Salto de Roldán desde Chibluco; en medio, El Fraile. |
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