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el Dent de Scie, con la curiosa y enhiesta pared triangular que lo defiende.
Se ataca por la derecha mediante una breve trepada. |
En el descenso por la vertiente gala
del Portalet, llama la atención una pronunciada curva con sendos
aparcamientos a cada lado y donde unas señales advierten del riesgo
de aludes. Sorprende el sentido abierto de la curva, contrario a la
línea natural siguiendo la cota en la vaguada. Estamos en el Caillou
de Soques. Antiguamente se instalaron aquí unos semáforos
conectados a unos sensores en el barranco, el Ruisseau de Soques, que
anunciaban la inminente caída de una avalancha; aunque los semáforos
desaparecieron, aún puede observarse sobre el torrente una
instalación pendiente de un cable colgado, creo que todavía en
servicio. En la actualidad, un muro artificial paralelo al curso del
riachuelo señala el punto donde debe iniciarse el ascenso al Vallon
d'Estrémère, sin que en ningún momento deba cruzarse el torrente.
Un mínimo rastro de sendero desaparece enseguida, al tiempo que nos
internamos en el hayedo; no conviene alejarse mucho del barranco que
corre a nuestra izquierda hasta que más arriba nos reencontremos con
la senda, ahora bien marcada y reconocible, que nos conducirá hasta
el límite del bosque. Conviene retener este punto, ya que es el
único razonable para entrar o salir del valle.
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el curioso sistema detector de aludes. |
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el Midi, majestuoso nos acompaña al principio. |
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valle de Ossau; lago de Fabrèges al fondo. |
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primer escarpe, con O Tejau al fondo y restos de una antigua instalación minera en primer plano. |
A nuestra izquierda queda la Crête
d'Arrious et de Soques, que nos separa del valle de Arrious; a la
derecha, la Crête d'Estrémère, que culmina en el airoso Dent de
Soques, junto al pico más elevado de la zona, el de Soques, 2716
metros. Al fondo, cerrando el circo, la Punta O Tejau (2601 metros) y
los airosos Dents de Scie (2561 metros), separados por el collado de
Soques (2474 metros). Por la vaguada corre el Ruisseau de Soques,
desplomándose sobre unos escarpes que será preciso rodear por la
derecha. Una curiosa construcción abandonada da testimonio de una
antigua explotación minera.
Una vez que hemos adquirido suficiente
altura por encima del escarpe, ya en el paraje conocido como Soques
de Haut, iniciaremos una larguísima y salvaje media ladera que nos
lleva bajo el collado de Soques. Es de señalar que tanto este
collado como el situado entre el Dent de Soques y el pico de Soques,
son francamente traviesos y tienen la malsana costumbre de alejarse
según nos acercamos a ellos; luego, muy pícaros, tornan
sigilosamente a su sitio antes de que el GPS descubra la trastada.
Así, no hay por qué sorprenderse si los últimos metros se hacen
harto pesados. Ignoro que clase de ilusión perspectiva es la
culpable, pero en pocos rincones de nuestro querido Pirineo he tenido
esa sensación tan marcada. Y también me temo que poseer
experiencia, es decir, ser muy viejo, no alivia, sino que tiende a
acentuar la cuestión.
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la Crête d'Arrious et de Soques (en sombra), que nos separa del vecino vallejo de Arrious. |
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pico de Soques, rey del lugar; justo en medio, asoma el escarpado Dent de Soques |
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el Dent de Soques. |
Bien; ya hemos alcanzado el juguetón
collado de Soques, tras la pequeña batalla librada para que no se
escape de nuevo un poco más lejos y más arriba. ¿Y ahora, qué?
Pues... que el Dent de Scie tampoco se va a dejar vencer con
facilidad, defendido por una curiosa pared triangular, cuyo punto
débil parece estar a la derecha, sobre la vertiente francesa. Pero
si nos quitamos los crampones para atacar la roca, luego nos harán
falta en la inclinadísima pendiente de hierba que lo limita, así
como en la cresta cimera helada. ¡Menudo fastidio!, ¿no? Por lo que
respecta al Pico O Tejau, el problema es otro, pero también enojoso:
una inestable pendiente de derrubios, corta pero incómoda y
peligrosa, en especial cuando el subsuelo está todavía muy húmedo.
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pico de Soques desde la cima del Dent de Scie. |
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O Tejau desde la cima del Dent de Scie: ascensión sin dificultad, pero desagradable. |
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Palas, Arriel, Balaitús, Frondellas... |
Por mi parte, he renunciado a la Punta
O Tejau, carente de suficiente interés, salvo por la incorporación de
una nueva cumbre al palmarés. En cuanto al Dent de Scie, casi
absolutamente desconocido, mantiene el aliciente de una mínima y agradable trepada sobre una roca no demasiado fiable (IIIº).
Muy, muy escasos pero divertidos metros, cuyos pasos más ásperos
podrían eludirse sin dificultad, aunque lo recomendable no es buscar
la facilidad sino la seguridad de la roca más firme, sobre todo,
después del corto recorrido previo para llegar bajo la pared, bregando con esquistos pizarrosos
en estado de absoluta ruina. En fin, que alcanzamos el muro vertical y
disfrutamos de esos escuetos metros que nos brida; más allá espera
una escarpada pendiente de hierba, por suerte tan bien escalonada que
no plantea problemas, al menos cuando se presenta seca y sin hielo,
algo que no sucedió en mi primera visita. Como en aquella ocasión
tenía una buena excusa, con los pies doloridos por un experimento
fracasado para lidiar con mis botas-rígidas-destroza-pies de horma
inadecuada, no me costó nada darme la vuelta en el collado. Sin
embargo, unas condiciones favorables para conquistar el Dent libre de
hielo, suelen implicar la enojosa aproximación por terreno muy
fastidioso cuando desaparece la nieve, que presume de presentarse muy helada casi siempre. Por fortuna, en primavera
nunca faltarán algunas jornadas con buenas y equilibradas
condiciones.
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Tendenera y Sabocos desde el collado de Soques. |
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La canal de acceso al collado de Soques es muy suave por la vertiente francesa... |
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...pero bastante empinada al final por la vertiente sur. |
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O Tejau, camino de collado de Soques. |
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collado de Soques y Dents de Scie en el centro de la imagen. Se aprecia la larguísima media ladera a trazar, de la cual solo aparece en la imagen la mitad. |
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