en amarillo, la presente vía; en rojo, la de 2018 y en verde la de 2017; en azul, variante de la norte original.
¿Todo un año sin patear el mármol infernal? ¡Noooo, no puede ser! Además, tenía una buena excusa, eso sí, con sabor a despedida: el reciente ingreso en mi octava década bien merecía una celebración, ¿no? ¿Y dónde mejor hacerlo que en uno de los privilegiados escenarios de mi pródigo idilio con la marmoleras? Romance, me temo, que tiene dictada su fecha de caducidad, pues ya los años pesan lo suyo en la mochila.refugio de Bachimaña.
torrente que desciende de los ibones Azules, hacia el de Bachimaña.
ibón Azul superior; al fondo Piedrafita.
Punta Zarre.
el Infierno se mira en las aguas del Azul superior.
el corredor norte domina el glaciar. O lo que queda de él.
hermosa variante de la Normal, por la cresta de Garmo Blanco.
el Pitón Marrón y la Aguja Bicolor, en la cresta noreste. Y el enorme rastro del último desprendimiento, que se superpone a otros de años anteriores en la misma zona.
la cresta noreste se obstina en llenar de clastos el helero, camino de nuevo glaciar rocoso como su vecino de las Argualas. Así de descompuesta es la roca en ese sector. Y por eso no he vuelto a esa cresta.
desde la cima, la cresta noreste.
multitudinaria congregación en la antecima occidental del Infierno.
Finalmente, creo escapar de la trampa que parecía cernirse sobre mi cabeza, tras cruzar la gran veta de mineral oscuro que atraviesa la marmolera por su mitad inferior de izquierda a derecha, hasta estrellarse contra la roca esquistosa que la limita. Dejo de divisar los muros amenazadores que pretendían aplastarme y vislumbro ya la cresta cimera, que permanecía oculta. Eso sí, todavía arriba, muy arriba. Por precaución, me acerco hacia los esquistos, los alcanzo y, durante algunos metros, asciendo justo por la divisoria entre la roca clara y la oscura. Después, me interno definitivamente en el roquedo zaíno buscando una canal que apunta justo a la antecima occidental del Infierno, siempre huyendo de la roca descompuesta. La canal se estrecha y se divide en dos ramas, ambas de apariencia plácida; opto por la chimenea de la derecha, la cual me permite una progresión segura en oposición (sin tirar de las presas, táctica ideal en terreno poco fiable). ¿Punto final? Pues no. La chimenea, de repente, se cierra en un imprevisto extraplomo; por fortuna, muy corto y fácil de resolver (IVº). Ahora sí, ahora sí que sí, me digo, mientras escucho las conversaciones de quienes descansan ya en la cima.
el muy interesante, y por esta vertiente anodino, pico de Pondiellos.
ibones de Pondiellos bajo el Garmo Negro.
la cresta del pico de Pondiellos sobre las Argualas.
Foto del glaciar (Peñarroya), hacia los años 60 ó 70.
¡Qué cambio!, ¿verdad? Son muchísimos metros de espesor perdidos, como bien se puede apreciar en la altura que alcanza el hielo sobre la Aguja Bicolor.
Grande! Un gusto tus entradas. Me sorprendía que nadie hubiese ascendido las tentadoras marmoleras. Siempre que las veo brillar me da por buscar información y poca hay excepto tu blog. Brutal la vieja Reseña de Ursi y Carmelo de tu otra entrada!
ResponderEliminarSalut i muntanya!
Dispones de hasta siete entradas relativas a las marmoleras. En esta, aparecen todas las direcciones: https://rondapyrene.blogspot.com/2018/01/las-marmoleras-del-infierno.html
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