Vías Pirineos de dificultad media, [escalada PD, AD, D (IIº/IVº, máx. Vº)]. Vivencias de montaña. Rincones desconocidos o escasamente divulgados. Y alguna que otra reflexión

jueves, 8 de septiembre de 2022

Circular al Bisaurín. San Track y la vía Edelweis.

 

Bisaurín, en toda su dimensión, al regreso de la jornada, ya con tiempo más estable.

Hacía años que no subía al Bisaurín, esa cumbre tan llamativa y visible desde el somontano o desde los grandes miradores de San Juan de la Peña y Monrepós, que presume, con sus 2670 metros de altitud, de ser uno de los primeros gigantes pirenaicos viniendo del oeste. Existe una hermosa travesía circular, alternativa a la clásica ascensión por el collado de Lo Foratón, que utiliza la vía Edelweis, nombre que ya sugiere la gran cantidad de estas flores que podemos encontrar. Después, un gran recorrido cimero entre el Alto de Fetás y la cima del Bisaurín se jacta de maravillosos panoramas… que yo, en absoluto pude contemplar. De hecho, por encima de los 2300 metros no vi nada. Nada de nada, Ni siquiera una gran sima, plantada en medio de la cresta, y paso obligado. Se trata de una enorme dolina, muy característica y comentario obligado de todo ascensionista de esta ruta. Al parecer, un sendero o trazas de paso rodean el talud vertiginoso que delimita el gran agujero cuyo fondo, dicen, está cubierto de nieve, quizá de forma permanente. Eso dicen, sí. Pero, envuelto en una profunda niebla, ni me enteré. Por supuesto, tampoco fui consciente del riesgo de precipitarme dentro, a pesar de que la sima, visible incluso desde Lizara, abre su boca justo en medio de la cresta cuyo perfil rompe. Un gran agujero que es preciso rodear.


entrada de la vía, bien señalizada.

primeras bloques empotrados, muy fáciles de superar.

algunas de las muchas edelweis presentes.

Pero con vistas o sin ellas, esta travesía circular sigue siendo sobresaliente. ¿En la cima? Un curioso buzón que reproduce el refugio de los forestales, algunos hierros retorcidos y restos de unos señal geodésica… un poco de hielo en forma de intempestiva granizada y una ventolera, propia de este monte tan aislado e individualizado, que hizo muy complicado encontrar protección bajo la capa impermeable.

 
refugio de los forestales, referencia imprescindible de la aproximación.

justo en el refugio, se efectúa un giro de rumbo de 90º. 

se adivina la Plana Mistresa al fondo.

el refugio cada vez más lejos y las nubes cada vez más cerca.


El retorno hacia el collado de Lo Foratón se sirve de una red de senderos y trazas de paso muy marcados, que pueden guiarnos satisfactoriamente entre la niebla. Por mi parte, además, estrenaba el uso de un “track” previamente grabado en el móvil, que me sirvió como método efectivo de orientación, en especial, a la hora de localizar la entrada de la vía. No confío demasiado en estos recursos modernos que la tecnología nos pone al alcance, pero ahí están. Y son realmente útiles. Aun a pesar de que el móvil pueda apagarse, se quede sin batería (esto no dejaría de ser un error imperdonable), la aplicación se bloquee, o tantas otras vicisitudes posibles y relativamente probables… Nunca olvido la brújula y un mapa clásico en papel, pero, curiosamente, en esta ocasión en el Bisaurín, nunca hubiera podido desplegar el mapa o, de hacerlo, el viento me lo hubiera arrancado y destrozado en pedacitos menudos; por el contrario, en la oscuridad ambiente, la pantalla del móvil era muy visible… vamos, que no queda otro remedio que actualizarse y aprovechar en la justa medida los recursos tecnológicos a nuestra disposición.

 
primeros pasos hacia el barranco de los Castillones...

...donde nos internaremos, camino del refugio de los forestales.

el tiempo, al fondo, no parece demasiado malo todavía...


Pero volvamos al principio. Será preciso adentrarse en el barranco de los Castillones, tras un trecho común con la normal por Lo Foratón. No tardaremos demasiado en alcanzar el curioso refugio de los forestales, donde es preciso un desvío en torno a noventa grados hacia la izquierda, en busca de una visible canal entre las laderas muy escarpadas que la rodean. Pues este día, la canal no estaba a la vista, pero el “track” y algunos mojones confirmatorios me guiaron bien hasta la entrada de la vía. De hecho, el menor signo de tormenta me hubiese convencido de abandonar, pero hacia el sur, de donde soplaba el viento, se adivinaba alguna claridad alentadora y no se percibía la menor señal de trueno o relámpago. La chimenea, más bien canal, bastante larga, que define la vía carece de dificultad técnica, si bien en algunos tramos el piso está bastante descompuesto, pero tampoco la modesta inclinación supone problema. Justo al pie y al final, muchas edelweis. De inmediato, un inmenso recorrido sobre una cresta amplia y vistosa que, tras superar el Alto de Fetás, pierde un poco de altura y llanea bastante, antes de emprender un ascenso algo más rudo a la cumbre del Bisaurín. Presumo que el panorama es realmente maravilloso, pero, repito, nada pude ver. Ni fotografiar. Así que las fotos que acompañan esta entrada del blog corresponden a antes y después de meterme en la nube negra.

...pero la nube negra no sabe de misericordia.

aguas tuertas de Lizara.

Bernera, siempre tan fotogénica.

sol. Pálido, pero sol. Por fin ha tornado la luz.

llegando de nuevo a Lizara.

ganado próximo al refugio.

a estos no parece importarles mucho los caprichos meteorológicos.

al fondo, se adivinan los mallos de Leserines (Lecherines).

el tiempo se abre poco a poco.

laderas de Fetás desde Lo Foratón.

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