Vías Pirineos de dificultad media, [escalada PD, AD, D (IIº/IVº, máx. Vº)]. Vivencias de montaña. Rincones desconocidos o escasamente divulgados. Y alguna que otra reflexión

lunes, 20 de febrero de 2023

El circo de Anéou en invierno

llegando al collado de Houer; al fondo, picos de Anéou y Peña Blanca.

Cuando, poco después de salir el sol, desciendo por las rampas galas del Portalet ese kilómetro escaso que me separa del aparcamiento donde parte el camino hacia el refugio de Pombie, hace frío. Mucho frío. Una temperatura del aire que me garantiza nieve fresca durante toda la mañana, pues incluso a la vuelta, el termómetro no subirá de dos grados bajo cero; ahora, señala menos diez… ¡por fortuna, el viento está totalmente en calma! De hecho, mientras la predicción de la AEMT indicaba un tiempo más bien dudoso en Aragón, el servicio meteorológico francés, curiosa paradoja, citaba un sol radiante; eso sí, también avisaba del frío gélido que me esperaba.

primeras luces; Pène de la Glère y, al fondo, collado de Houer debajo de la luna.

el Pène de la Glère es buen guía del itinerario al pico de Canal Roya. La Luna, a punto de desaparecer.

Mieytadére (2108), Campana de Anéou (2214), Gralleras, (2291,2253), Cuyalaret

¿Y a qué viene semejante preámbulo? Pues responde a la conveniencia de reunir suficiente información a la hora de preparar una salida invernal, algo de suma importancia siempre, pero que adquiere especial relevancia si transcurre por las laderas pirenaicas que hablan francés, tanto del riesgo de aludes como de la previsión meteorológica. Las características climatológicas a una y otra vertiente son muy diferentes, dependiendo sobre todo de la dirección de los vientos dominantes y de la procedencia de los frentes húmedos; además, en el circo de Anéou también cuenta mucho el estado de la nieve, ya que la reducida pendiente en la mayor parte del recorrido puede suponer cierta dificultad para un cómodo deslizamiento durante el regreso, en especial en caso de la presencia muy probable de nieve primavera. Las condiciones no suelen ser demasiado favorables, con ventisca frecuente y baja visibilidad, apreciable nada más cruzar la frontera; por lo demás, la nieve tiende a desaparecer pronto en el llano y en las suaves lomas expuestas al cálido sol del mediodía.

Pène de la Glère (2307).

el macizo de las Ferraturas desde Anéou (Houn de la Glère).

Lurien, Arrious, Palas, Balaitús...(Plaa d la Gradillère).

Pero cuando el escenario es propicio, lo cual tampoco es demasiado raro, nos esperan deliciosos y placenteros paseos, como el ascenso al pico de Canal Roya, al Malacara, o a cualquier otra de las cumbre circundantes: Cuyalaret, Anèou y Peña Blanca, incluyendo posibles travesías cimeras; una visita circular interesante atraviesa el collado de l’lou para rodear o ascender más tarde el pico de Peyreget, con descenso por su cara norte y regreso con escala en el refugio de Pombie… no abundan precisamente los itinerarios largos, aunque son viables diversas combinaciones, siempre bajo la majestuosa presidencia del Midi d’Ossau. Todos ellos con un denominador común: comodidad, foqueo fácil y notables opciones para eludir riesgos objetivos, de por sí escasos, salvo los directamente derivados de inclemencias adversas. Las rutas son cortas y suelen presentar un camino trillado, recorrido habitual por multitud de raquetistas, lo cual facilita mucho tanto el avance como la orientación, además de proporcionar una plataforma estable muy útil sobre nieve profunda.

Lurien, Arrious, Palas, Balaitús... van quedando al fondo.

Canal Roya (2348), col de Houer (2205). 
Sobre la Plaa d la Gradillère, alguien que me ha adelantado y a quien muy pronto perderé de vista...

...mientras que otros interesados se van sumando al proyecto. No estoy solo, desde luego.

algunos grupos van llegando al collado de Houer...

...para reunirse antes del asalto final al pico de Canal Roya...

...donde no tardan el llegar.

También es digno de reseñar el festín panorámico que disfrutaremos, con permiso de la visibilidad. Desde la divisoria con España, la Canal Roya nos separa del Anayet y, más allá, se dejan ver los Leserines (Lecherines), Aspe, Lienas de la Chaminera y de Elbozo (Llenas de la Garganta y del Bozo), Bisaurín, cumbres de Oza y Ansó, entorno de Ansabère... mientras que a nuestra espalda iremos dejando todo el macizo de las Ferraturas por delante del inmenso telón de fondo, la línea de cumbres que partiendo del Lurien, pasa por el Palas y el Balaitús, para desembocar en el Infierno y Argualas. ¡Casi nada!

¿miramos al sur?: Anayet, cara norte, al otro lado de la Canal Roya.

Leserines, Aspe, Lienas de la Chaminera (de la Garganta) y de Elbozo (del Bozo), Lie Labate; pistas de Astún, la Raca en primer plano.

hacia el oeste, Castillo de Acher y cumbres aledañas.

Lurien, Arrious, Palas, Arriel, Balaitús... macizo de Soques... Péne de la Glere (2308m)

Peña Blanca (2359), Anéou (2364); al fondo, Infierno, Argualas... sierra de Tendenera.

Tortiellas y Leserines señalando el inicio de la Canal Roya.

En fin, el reportaje fotográfico que acompaña este texto aporta una información más sustanciosa que todo lo que pueda añadir. El circo de Anéou es una fiesta para los sentidos, muy apropiada para la iniciación en raquetas o esquí de montaña, cuando no simplemente para un agradable paseo.

Midi d'Ossau, siempre majestuoso, siempre presidiendo.


perspectiva desde el Portalet: al fondo, Cuyalaret; izquierda, Mieytadère y Campana de Anéou.

se hace camino al andar. Y al volver la vista atrás...




jueves, 8 de septiembre de 2022

Circular al Bisaurín. San Track y la vía Edelweis.

 

Bisaurín, en toda su dimensión, al regreso de la jornada, ya con tiempo más estable.

Hacía años que no subía al Bisaurín, esa cumbre tan llamativa y visible desde el somontano o desde los grandes miradores de San Juan de la Peña y Monrepós, que presume, con sus 2670 metros de altitud, de ser uno de los primeros gigantes pirenaicos viniendo del oeste. Existe una hermosa travesía circular, alternativa a la clásica ascensión por el collado de Lo Foratón, que utiliza la vía Edelweis, nombre que ya sugiere la gran cantidad de estas flores que podemos encontrar. Después, un gran recorrido cimero entre el Alto de Fetás y la cima del Bisaurín se jacta de maravillosos panoramas… que yo, en absoluto pude contemplar. De hecho, por encima de los 2300 metros no vi nada. Nada de nada, Ni siquiera una gran sima, plantada en medio de la cresta, y paso obligado. Se trata de una enorme dolina, muy característica y comentario obligado de todo ascensionista de esta ruta. Al parecer, un sendero o trazas de paso rodean el talud vertiginoso que delimita el gran agujero cuyo fondo, dicen, está cubierto de nieve, quizá de forma permanente. Eso dicen, sí. Pero, envuelto en una profunda niebla, ni me enteré. Por supuesto, tampoco fui consciente del riesgo de precipitarme dentro, a pesar de que la sima, visible incluso desde Lizara, abre su boca justo en medio de la cresta cuyo perfil rompe. Un gran agujero que es preciso rodear.


entrada de la vía, bien señalizada.

primeras bloques empotrados, muy fáciles de superar.

algunas de las muchas edelweis presentes.

Pero con vistas o sin ellas, esta travesía circular sigue siendo sobresaliente. ¿En la cima? Un curioso buzón que reproduce el refugio de los forestales, algunos hierros retorcidos y restos de unos señal geodésica… un poco de hielo en forma de intempestiva granizada y una ventolera, propia de este monte tan aislado e individualizado, que hizo muy complicado encontrar protección bajo la capa impermeable.

 
refugio de los forestales, referencia imprescindible de la aproximación.

justo en el refugio, se efectúa un giro de rumbo de 90º. 

se adivina la Plana Mistresa al fondo.

el refugio cada vez más lejos y las nubes cada vez más cerca.


El retorno hacia el collado de Lo Foratón se sirve de una red de senderos y trazas de paso muy marcados, que pueden guiarnos satisfactoriamente entre la niebla. Por mi parte, además, estrenaba el uso de un “track” previamente grabado en el móvil, que me sirvió como método efectivo de orientación, en especial, a la hora de localizar la entrada de la vía. No confío demasiado en estos recursos modernos que la tecnología nos pone al alcance, pero ahí están. Y son realmente útiles. Aun a pesar de que el móvil pueda apagarse, se quede sin batería (esto no dejaría de ser un error imperdonable), la aplicación se bloquee, o tantas otras vicisitudes posibles y relativamente probables… Nunca olvido la brújula y un mapa clásico en papel, pero, curiosamente, en esta ocasión en el Bisaurín, nunca hubiera podido desplegar el mapa o, de hacerlo, el viento me lo hubiera arrancado y destrozado en pedacitos menudos; por el contrario, en la oscuridad ambiente, la pantalla del móvil era muy visible… vamos, que no queda otro remedio que actualizarse y aprovechar en la justa medida los recursos tecnológicos a nuestra disposición.

 
primeros pasos hacia el barranco de los Castillones...

...donde nos internaremos, camino del refugio de los forestales.

el tiempo, al fondo, no parece demasiado malo todavía...


Pero volvamos al principio. Será preciso adentrarse en el barranco de los Castillones, tras un trecho común con la normal por Lo Foratón. No tardaremos demasiado en alcanzar el curioso refugio de los forestales, donde es preciso un desvío en torno a noventa grados hacia la izquierda, en busca de una visible canal entre las laderas muy escarpadas que la rodean. Pues este día, la canal no estaba a la vista, pero el “track” y algunos mojones confirmatorios me guiaron bien hasta la entrada de la vía. De hecho, el menor signo de tormenta me hubiese convencido de abandonar, pero hacia el sur, de donde soplaba el viento, se adivinaba alguna claridad alentadora y no se percibía la menor señal de trueno o relámpago. La chimenea, más bien canal, bastante larga, que define la vía carece de dificultad técnica, si bien en algunos tramos el piso está bastante descompuesto, pero tampoco la modesta inclinación supone problema. Justo al pie y al final, muchas edelweis. De inmediato, un inmenso recorrido sobre una cresta amplia y vistosa que, tras superar el Alto de Fetás, pierde un poco de altura y llanea bastante, antes de emprender un ascenso algo más rudo a la cumbre del Bisaurín. Presumo que el panorama es realmente maravilloso, pero, repito, nada pude ver. Ni fotografiar. Así que las fotos que acompañan esta entrada del blog corresponden a antes y después de meterme en la nube negra.

...pero la nube negra no sabe de misericordia.

aguas tuertas de Lizara.

Bernera, siempre tan fotogénica.

sol. Pálido, pero sol. Por fin ha tornado la luz.

llegando de nuevo a Lizara.

ganado próximo al refugio.

a estos no parece importarles mucho los caprichos meteorológicos.

al fondo, se adivinan los mallos de Leserines (Lecherines).

el tiempo se abre poco a poco.

laderas de Fetás desde Lo Foratón.

jueves, 25 de agosto de 2022

La cuenca de Bramatuero. Grand Pic d'Aratille

perspectiva de la cuenca de Bramatuero; al fondo el Petit Aratille

¿Un rincón solitario donde perderse sin molestar a nadie, ni tropezar con nadie que te pueda molestar? Conozco unos cuantos enclaves que, además, rivalizan en esa belleza salvaje tan acorde con la naturaleza solitaria. No, no es que me guste la soledad. Ni mucho menos. Pero la soporto relativamente bien y he aprendido a disfrutar de su lado bueno, que, por supuesto, también existe.


ibón inferior de Bachimaña. Refugio sobre la presa del embalse superior.

ibón inferior de Bachimaña. Puntetas de Bachimaña.

embalse superior de Bachimaña.

balsa ibón inferior de Bramatuero. Infierno, Piedrafita, Zarre.

¿Deseas acompañarme en un recorrido que presume de esplendor tanto como de dureza? Vamos a Bramatuero. Te aseguro que en cuanto pierdas de vista el embalse de Bachimaña, será difícil que veas una silueta humana, ni siquiera recortada en un lejano horizonte a esa hora en la que las cumbres se pueblan con sus conquistadores. Pero, tornemos al apelativo de dureza; en la cruda realidad, tras sobrepasar la presa de Bachimaña, durante las dos horas siguientes apenas si ganaremos cien metros de desnivel, muy a pesar de que habremos de soportar un continuo sube y baja, rodeando el ibón superior de Bachimaña y el inferior de Bramatuero. Aquí empiezo con las recomendaciones: es del todo aconsejable la circunvalación de Bachimaña, por la derecha, margen izquierda orográfica. El conocido como “paso malo”, habilitado con una “línea de la vida” no representa un obstáculo significativo, salvo en presencia de hielo o humedad, en tanto que el recorrido es sensiblemente más corto que a través del antiguamente camino habitual en el margen opuesto.


ibón inferior. Al fondo, Petit Pic d'Aratille, cerrando la cuenca. Detrás está el Gran Pic.

perspectiva hacia el oeste.

Piedrafita y Zarre; envuelto en nubes, el Infierno.

Serrato, arista noreste.

Peterneille. Pradera previa a la cuesta del ibón superior.

En cambio, más tarde y a pesar de algún que otro consejo en este sentido, no merece la pena un intento de alcanzar el ibón superior de Bramatuero directamente desde la pradera que precede al fuerte repecho que lo defiende, pues el camino marcado es bueno, asciende con regularidad y, en definitiva, resulta bastante rápido y cómodo. Un sabio montañero ya proclamó hace tiempo que no existe atajo sin esfuerzo. Pues eso.


llegando al refugio de Bramatuero.

...y su entrada de invierno.

volviendo la vista atrás...

Y, ahora que, por fin, ya hemos llegado al refugio de Bramatuero (nos habrá costado lo suyo, desde luego), junto a la presa adyacente, a 2.500 metros de altitud, surge de nuevo el dilema, si nuestro objetivo es culminar el Gran Pic d'Aratille o, al menos, alcanzar el collado alto de Batanes que cierra nuestra cuenca lacustre sobre el alto valle del Ara. ¿Rodear el ibón por la izquierda o por la derecha? Disiento por completo de la opinión generalizada que dictan la mayoría de las reseñas, las cuales aconsejan el cruce de la presa y subsiguiente vuelta al ibón dejándolo a la izquierda. Eso sí, tales guías advierten que el rodeo es muy largo, en torno a una hora, sin ganar ni un metro de altura, pero nada advierten de que también sea penoso. El sendero, cuando existe, no deja de subir y bajar para solventar los domos graníticos que beben en el lago, con la obligación de esquivarlos, obviamente ascendiendo sobre ellos. Ciertamente, aunque no he recorrido este sendero, su visión desde el lado opuesto resulta de lo más desalentadora.


ibón superior desde la presa.

Por el contrario, el itinerario que deja el lago a la derecha, pese a su mala fama, no solo es mucho más corto, sino que también me pareció bastante confortable, de pie firme y sin la menor pérdida de altura. Algunos hitos guían un suave ascenso. Sorpresa: muy pronto veremos el ibón de Letrero, el más elevado de la cuenca, notoriamente por debajo, con una doble opción; bien salir al encuentro de la desesperante pedrera que defiende el acceso al collado o, mejor, atacar directamente el domo final del Gran Pic d’Aratille, lo más cerca posible de la cresta. Lo que debemos evitar es la alternativa intermedia pues la pendiente herbosa al final no tiene nada de amable: demasiado escarpada, deslizante y peligrosa, domina unos cortados, por lo que constituye una elección temeraria. Una vez bajo la cúpula cimera, todo se reduce a escoger alguna de las tres chimeneas citadas en las reseñas, de preferencia la ubicada más próxima al collado.


el largo, largo, largo y penoso rodeo por la margen izquierda (el refugio, a la derecha, pequeñito)

...a mitad del rodeo, bajo la mole del Serrato...

 ...terminando el rodeo. Al fondo, los Batanes.

ibones de Letrero y Bramatuero superior.

Otro posible objetivo es el pico de las Neveras, vecino y prácticamente de la misma altura, aunque con unas vistas no tan llamativas. Más cerca, el Petit Pic d’Aratille no deja de ser una meta interesante.


collado alto de Batanes y pico de las Neveras.

pico de las Neveras.

La visita a la cuenca lacustre de Bramatuero debería bastar por sí misma para justificar la visita a estos hermosos parajes bien poco transitados. Pero hay que contar con un problema relevante: el retorno supondrá un fuerte desgaste físico y de horario, donde apenas rebajaremos el tiempo de la ida. Y es que el desnivel acumulado, pródigo en interminables toboganes, puede ser demencial; los GPS no suelen registrar estos pequeños desniveles, que continuos y acumulados, son culpables de originar un serio quebranto al final de una jornada siempre agotadora. Por mi parte, he de indicar que no llegué a culminar el Gran Pic d’Aratille; me quedé treinta metros por debajo del collado en lo que era mi segundo intento a esta cima. Las fotografías que acompañan este escrito corresponden a ambas expediciones.

ibón inferior de Brmatuero, repecho al superior y el Petit Pic d'Aratille al fondo.